Ventana Fotográfica: 1X300
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Arte y Cultura

Ventana Fotográfica: 1X300

No se tocan; no se miran. Ni siquiera se ven. Nunca, en realidad, se han visto. A pesar de hallarse tan cerca.


Ventana Fotográfica: 1X300 | El Imparcial de Oaxaca
Sin Título. París, 2017. Fotografía de Nadja Massün ©.

Ella, inmensa y de piedra, reposa en un paño que se ondula bajo su cuerpo de la misma forma que se ensortija el cabello recogido encima de la nuca. Recostada hacia atrás, yace, blanca y esplendorosa, sin afanes y sin apuro, exhalando con despreocupación una refinada coquetería. Sin nada que enturbie su calma, descansa la desnudez junto al espejo de agua, con aquella sutil suficiencia europea, esculpida a lo largo de los siglos a base de granito, cinceles, sangre y fuego. Muda, no media palabra y mejor vuelca la mirada hacia los árboles, los que trinan al atardecer cuando los pájaros repliegan las alas hasta el amanecer. Ella, que no tiene alas, dobla con indolencia su brazo para ahuyentar, somnolienta, cualquier sombra incómoda de conciencia. No sabe de otra.

Él, que no es de piedra sino de piel, de piel negra y no ya blanca, está sentado justo en el ángulo, como si estuviera sentado en la misma esquina de Occidente; se encuentra en lo orilla, con todo el peso volcado hacia delante y el pie izquierdo listo, arriba del skate, porque sabe perfectamente que la alerta es la única opción viable de permanencia. Él, de carne y de frente, mira hacia la cámara que lo sorprende, mientras toma su mentón con la mano para disipar cualquier mal presentimiento. Él, que viene de quién sabe qué excolonia (¿Senegal, por ejemplo?) y que ahora vive adentro pero en los márgenes del imperio, toma aliento antes de rodar en su patín, rayando y royendo los bordes de la bella Europa durmiente. No tiene de otra.

Él y ella se dan la espalda. Él de carne y ella de piedra…